Tarta realizada el 27 de agosto de 2021.
A veces las celebraciones surgen de forma espontánea e improvisada. Éste ha sido el caso del cumpleaños de la tía-abuela Paqui. Esta semana fue su cumpleaños y cuando la llamamos para felicitarla nos dijo que cumplía 70 años. Así que pensamos que la ocasión merecía una celebración y organizamos una pequeña reunión familiar.
Para la tarta no tuve dudas, recordé que hacía mucho que no preparaba un encaje de azúcar y pensé que era perfecto para ella. Así que ya tenía un comienzo. Después había que decidir el color, dudé entre rosa pálido y turquesa. Al final elegí el azul porque quería poner flores naturales arriba en dos tonos: blanco y rosa y así destacarían más.
Hoy fui con Gabriela a comprar las velas y las flores y ella me ayudó a elegir. Primero tocaron las velas. Encontramos unas grandes de purpurina, perfectas para ponerlas entre las flores y que se vieran bien. El caso es que había el cero en rosa, que era el color que buscaba, pero el siete sólo quedaba en plateado y dorado. El dorado no pegaba, así que elegimos el plateado y la duda era de qué color cogíamos el cero: plateado para que fuera a juego o rosa haciendo contraste. Pero las dos lo tuvimos claro al instante (no sé si por la genética) y decidimos que fuera rosa.
Después tocó ir a la floristería. Nos pasaron a la cámara para ver las flores (lo agradecimos mucho porque veníamos acaloradas) y elegí un surtido de posibles candidatas. Hacer “tartas ramo” tiene el punto de que no sabes qué flores encajarán por la posición, tamaño, forma… así que siempre cojo aquellas que creo que irán bien y más tarde voy probando y seleccionando.
Luego tengo que limpiarlas de hojas, cortarlas y encintarlas para que los tallos no entren en contacto con la tarta. Normalmente las clavo en el bizcocho, pero hoy decidí que las rosas, que eran preciosas, irían tumbadas porque así lucían mucho más y utilicé otra flor, que sí clavé, para sujetarlas. Finalmente rellené los huecos con lisianthus, que me encantan.
Creo que lo he dicho en alguna ocasión, pero a pesar de que me gusta hacer las flores con fondant, siempre pienso que las flores naturales hacen que las tartas tengan otra vida y frescura. A lo mejor es porque las flores me chiflan desde que tengo uso de razón.
En cuanto a nuestra pequeña fiesta, lo hemos pasado muy bien. Ha sido bonito reunirnos después de tanto tiempo. Y creo que Paqui estaba muy contenta, que era el objetivo de todo esto. ¡Muchísimas felicidades Paqui! Espero que te haya gustado nuestro pequeño homenaje.
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