Esta semana ha sido el cumpleaños de Fernando, nada más y nada menos que siete años tiene ya mi chico… Para esta celebración barajé varias ideas, pero no terminaban de llenarme, así que cuando vi una imagen de una tarta de un dragón de agua tuve un flechazo.
Desde ese momento empecé a idear cómo iba a ser mi “creación”. Visualicé la cabeza saliendo del agua y a su lado unas garras emergiendo del agua sujetando un huevo, su más preciado tesoro.
Quería utilizar hielo seco para crear humo en el momento de sacar la tarta, pero resulta ser un material peligroso por el riesgo de quemaduras y deseché la idea por l@s niñ@s.
Pero yo quería un “efecto especial” y estuve pensando cómo hacerlo. Así que decidí ponerle luz en las fosas nasales como advertencia del peligro de tocar su preciado huevo. No fue sencillo, era algo que planteaba muchos retos, pero lo conseguí.
Ha sido una semana muy intensa porque tenemos una reforma en casa y nos hemos mudado temporalmente a casa de mis padres, pero con un poco de organización todo es posible. Así que empecé con los detalles más complejos con tiempo, para que se secaran correctamente y adelantar todo el trabajo que se pudiera. Los cuernos, el huevo y las “aletas” fueron lo primero que hice.
En esta tarta he puesto en práctica diferentes técnicas, pero la que más me ha gustado ha sido la de hacer los ojos con isomalt. El resultado es súper realista, hay cosas que mejoraré, pero son los primeros ojos que hago y han salido a la primera. Así que no puedo estar más contenta.
En cuanto al interior, ha sido un bizcocho de galleta María con ganache de chocolate infusionada con vainilla. No podía ser otra para el mayor fan de las galletas con leche.
Y así hemos pasado un bonito día de celebración en familia. Fernando estaba muy contento con su tarta y me ha pedido que le prepare el huevo para quedárselo como recuerdo. ¡Muchas Felicidades súper Fer! Eres un pequeño gran hombre.
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