Tarta realizada el 17 de febrero de 2020.
A las chicas les hacía muchísima ilusión que su tarta de cumpleaños fuera de Bob Esponja. A mí me sorprendió su decisión porque han visto las pelis de Capitana Marvel, Wonderwoman, Maléfica y Frozen y yo pensé que alguna de éstas iba a ser la elegida, pero no, las dos eligieron al porífero amarillo. La verdad es que se ríen mucho con él, así que cómo no voy a complacer a mis dos soles, y se me ocurrió que, en vez de ser un elemento decorativo, podía ser el propio Bob quien viniera a la fiesta y trajera la tarta.
Mi idea era poner a Bob y a Gary como si estuvieran en la playa de Fondo de Bikini con la tarta. Para crear un efecto festivo les pondría unos gorros de fiesta y haría unos globos. La tarta sería una “Candy cake”, o tarta de caramelos, pero de fondant, porque tendría que parecer una tarta de dibujos animados.
Para los colores de la tarta y los gorros me basé en los favoritos de mis hijas, morados para Claudia y verdes para Gabriela. Y me vinieron genial, porque es una combinación que siempre me ha encantado.
Así que comencé con el proyecto de este “mega cake”. Preparé una plantilla con las proporciones de Bob y le “tomé las medidas”. Compré la bandeja de tartas más grande que encontré y porexpan para crear las estructuras internas de ambos personajes y aligerar pesos y los tallé para que tuvieran la forma deseada. Luego preparé los colores adecuados para cada uno y, con mucha paciencia, modelé todas sus partes.
En esta tarta había muchos elementos, era un trabajo complejo y me lo tomé con calma, pero aún así el fondant es caprichoso y a veces te la juega… ¡y vaya si me la jugó! Ayer a la noche, cuando yo estaba tranquila porque todo estaba casi listo veo que a Bob se la caído la nariz… ¡casi me muero! Así que hubo que hacer una operación de urgencia para realizar el injerto de una nueva nariz, pero finalmente la intervención fue rápida y todo un éxito, hasta quedó más guapo que antes.
Una de las cosas más complicadas de todo esto es hacerlo sin que ellas vean nada, pero son tan buenas que nunca cotillean lo que hago para no perder la sorpresa. Y ha merecido la pena, porque sus caras al ver llegar la tarta lo decían todo, estaban emocionadas y alucinadas.
Otra de las cosas complicadas es el transporte. Nunca me puedo relajar hasta que no llego al destino y compruebo que todo está en su sitio. Al fin y al cabo, puede ocurrir que después de todo el trabajo se eche a perder en el viaje. Os aseguro que sufro con cada bache, cuesta, badén o curva del trayecto. Pero esta ocasión representaba un reto extra por tamaño, peso, sujeción de estructuras…
Tuve que fabricar una caja especial porque no había ninguna medida de caja para tartas que encajara. Y, por si algo se torcía, preparé un pequeño kit de reparaciones con fondant, pegamento comestible… pero por suerte no hizo falta porque conseguimos llevarla intacta a su destino.
El sabor elegido para esta ocasión fue bizcocho de chocolate con crema de Oreo, porque a ellas les encanta y además porque la familia aún no la había probado. Estaba muy buena, no ha sobrado prácticamente nada.
Para Claudia y Gabriela ha sido un día inmejorable, lo han pasado muy bien con su familia y sé que guardan un recuerdo imborrable de este día en que Bob Esponja y Gary vinieron a traerles su tarta de cumpleaños. ¡Muchas felicidades mis amores! ¡No os puedo querer más!
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